Discurso de graduación MANADA 2.0
El periodismo es un oficio solitario, lo que puede sonar paradójico, pues somos nosotros quienes vamos tendiendo puentes entre personas desconocidas. Y aunque la esencia de todo medio de comunicación es el trabajo en equipo, la composición de una crónica, de un perfil, de una entrevista o la búsqueda de una noticia muchas veces se resuelve en la soledad del oficio.
Por ese motivo es grato cuando, en las peripecias propias de nuestra labor, permitimos que nuestra soledad se encuentre con otras soledades. Porque entonces damos sentido a la vida en compañía y formamos lazos en donde la diferencia nos hace semejantes. Eso es lo que ha sido este proyecto: un punto de encuentro.
No es solo encontrarnos entre nosotros como periodistas. Sino encontrarnos con los habitantes de la ciudad para conocer y reconocer las historias que están detrás de un libro, de un grupo de danza, de un puesto de comida ambulante o, sin ir más lejos, las que están en nuestro mismo barrio a la vuelta de la esquina esperando a ser contadas por alguien más.
Eso sí: contadas con sentido y sensibilidad. Con un periodismo joven, fresco y renovado; preparado para los desafíos que la tecnología, pero también la ética, demandan en una época donde el activismo, la militancia y la desinformación imperan en los medios de comunicación.
Una reflexión que fue posible gracias al Instituto Distrital de las Artes - Idartes por su iniciativa con este proyecto y al periódico El Tiempo por los generosos conocimientos que solo la práctica y la experiencia de sus colaboradores brindan. Gracias especiales a Carlos y a Nicolás por su constante apoyo.
Hoy es Miguel quien les está hablando. Pero no soy yo a título personal. Yo también soy Germán, Juan, Johan, Jabes, Laura, Daniela, David, Sergio, Naomy, Arantxa, Juanita y Karen. Porque la esencia de MANADA es ser precisamente eso: una MANADA que es consciente sobre la importancia de la cultura y las artes en la ciudadanía.
Quisiera terminar con una reflexión ajena a la que me gusta siempre apelar cuando de cultura se trata: ¿cuál es la utilidad de todo esto que aprendimos? ¿Hay un resultado tangible? Porque ya lo había escrito Oscar Wilde: “Todo arte es inútil”, pues de nada sirve contar la cultura en la Capital si no hacemos evidente por qué importa.
Citando al filósofo italiano Nuccio Ordine, “en el universo del utilitarismo, en efecto, un martillo vale más que una sinfonía, un cuchillo más que una poesía, una llave inglesa más que un cuadro: porque es fácil hacerse cargo de la eficacia de un utensilio mientras que resulta cada vez más difícil entender para qué pueden servir la música, la literatura o el arte”. Nuestro reto es, entonces, aportar desde nuestros refugios literarios, musicales y artísticos, la consolidación de una generación periodística que sueñe con una ciudad y un país lleno de músicos que compongan notas de democracia, de pintores que retraten libertad y de poetas que canten hermandad.
Querida MANADA, disculparán el lugar común: pero esto no termina, la labor apenas empieza.
Muchas gracias.